Alcohol, obesidad y diabetes: El cóctel explosivo para la enfermedad hepática




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Los hepatólogos alertan sobre el aumento de las enfermedades hepáticas cuando el consumo de alcohol se combina con la obesidad y la diabetes. Este trío peligroso puede llevar a consecuencias graves para la salud hepática, lo que motiva a los expertos a recomendar un cribado de enfermedad hepática para los bebedores habituales. Además, advierten sobre la trampa del consumo moderado, que en la práctica puede resultar en un consumo de riesgo. Consumo de alcohol en Europa y España Europa es la región con mayor consumo de alcohol en el mundo, con una ingesta media de 9,2 litros por persona al año. España se encuentra entre los mayores consumidores del continente, con un promedio de 11 litros por persona. Estos datos fueron expuestos por los expertos durante el 50º Congreso Anual de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), celebrado en Madrid. Según cifras de la AEEH, cada año mueren prematuramente en Europa alrededor de 300.000 personas debido a enfermedades hepáticas, muchas de las cuales están relacionadas con el consumo de alcohol. Este problema afecta cada vez más a los jóvenes y a edades más tempranas. La necesidad de un cambio cultural respecto al alcohol Los hepatólogos insisten en la necesidad de un gran cambio cultural sobre el consumo de alcohol, al igual que se logró con el tabaco en décadas pasadas. En palabras de Manuel Romero, presidente saliente de la AEEH, se debe dejar de minimizar las consecuencias del alcohol, asociándolo con celebraciones y fiestas. Además, advierten sobre el bulo romántico del consumo moderado. Según los expertos, el llamado consumo moderado, promovido como una práctica responsable, con frecuencia se convierte en un consumo de riesgo. Quienes se proponen beber una copa al día suelen terminar bebiendo más de una, lo que aumenta el riesgo de daño hepático. El impacto del alcohol, obesidad y diabetes en la salud hepática Manuel Romero subraya que, cuando el consumo de alcohol se combina con la obesidad y la diabetes, se crea una bomba de relojería para la salud hepática. Estudios recientes han demostrado que las personas con síndrome metabólico y obesidad tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades hepáticas al consumir alcohol, incluso en cantidades moderadas o bajas. En estos casos, el consumo diario de alcohol, aunque sea una copa de vino o una cerveza, puede ser perjudicial para el hígado. La enfermedad metabólica alcohólica (MetALD) Se ha acuñado el término MetALD (enfermedad metabólica alcohólica) para describir una enfermedad emergente relacionada con la combinación de alcohol y obesidad. Aunque esta enfermedad aún es tema de debate entre los hepatólogos, su vínculo con el daño hepático es cada vez más reconocido. La mortalidad hepática y el consumo de alcohol El consumo de alcohol es responsable de una parte significativa de las enfermedades hepáticas, incluida la que causa cáncer de hígado, la segunda forma de cáncer que más vidas cobra. En España, más de la mitad de los casos de cáncer de hígado están relacionados con el alcohol, ya sea de manera directa o en combinación con otros factores. Se estima que 1 de cada 5 españoles está en riesgo de sufrir una enfermedad hepática, y las patologías hepáticas representan la tercera causa de muerte prematura en el país. La importancia del cribado de enfermedad hepática Para combatir la creciente mortalidad y morbilidad relacionada con el hígado, los expertos de la AEEH recomiendan la implementación de un cribado para detectar enfermedades hepáticas en los consumidores habituales de alcohol, independientemente de su edad. Este cribado también debería incluir a personas con factores de riesgo adicionales, como la diabetes y la obesidad. El hígado es un órgano que a menudo muestra síntomas tardíos, lo que conduce a un diagnóstico demorado. Actualmente, se estima que el 80% de los casos de enfermedad hepática se detectan cuando ya están en etapas avanzadas. Un diagnóstico temprano es crucial, ya que puede cambiar completamente el pronóstico de la enfermedad. Las intervenciones tempranas, como cambios en la dieta y el aumento de la actividad física, pueden revertir la enfermedad hepática metabólica (como el hígado graso) en más del 80% de los casos. Además, el abandono del consumo de alcohol puede mejorar significativamente el pronóstico y ayudar a contrarrestar los efectos negativos de la enfermedad hepática. Conclusión La combinación de alcohol, obesidad y diabetes está creando un cóctel peligroso para la salud hepática, con consecuencias graves para la población, especialmente en Europa y España. Es fundamental aumentar la conciencia sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol, así como promover un cribado temprano de las enfermedades hepáticas para mejorar el pronóstico y reducir la mortalidad. 

                                                                  (Foto: Shutterstock)






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